Gabriel Campuzano
1. Andalucía sigue siendo una realidad discutida en múltiples aspectos de su identidad. La complejidad territorial y sus desequilibrios, con la complicidad de no pocos intereses espurios, han desarrollado una emblemática que no acepta con facilidad las capas de ambigüedad necesarias para el establecimiento de conexiones. Aún así, la pausada observación del conjunto de imágenes realizadas en sus ocho capitales, con el grado de abstracción espacio-temporal que aportan las técnicas y manipulaciones de la película instantánea, desvela la deseada ciudad-imaginario que nos es común.
Estas fotografías reflejan una visión personal enraizada en el imaginario más íntimo y en la propia memoria, pero muestran también una unidad -construida de imágenes- que convoca argumentos con proyección colectiva. En todo caso, representar la ciudad es una manera de hacerla: de crearla con los propios recuerdos.
Para materializar todo ello se ha determinado que la ciudad encontrará su mejor representación, más allá de imposibles planimetrías tridimensionales, esféricas y multicapa, en el “álbum reflejo de sus más emblemáticos elementos urbanos” . Estación, Fortaleza, Catedral, Ayuntamiento, Palacio, Mercado, Plaza, Cementerio... Cada uno de estos ocho elementos urbanos ha sido fotografiado ocho veces, en las ocho ciudades. De ese archivo documental resultante se ha seleccionado una imagen por cada ciudad y elemento urbano. Mezcladas, constituyen el álbum de alcacogrhujamase.
2. El proyecto, presentado a la Beca de Proyectos Fotográficos convocada por Cajasol, se suma a otros y forma parte de una toma de posición más amplia. Documenta un archivo de las ciudades próximas que se une a otros dos preexistentes, ya que trabajo desde hace tiempo en el registro tanto de la ciudad cotidiana como de las ciudades esporádicas. Un conjunto que pretende la reconstrucción, a partir de la propia memoria, de la ciudad habitada como una ciudad-imaginario.
Manifestar expresamente que mis trabajos fotográficos están ligados a la memoria puede resultar redundante, porque la fotografía -por su propia naturaleza- lo está sin más remedio. En todo caso, quiero fotografiar en el tenue espacio habilitado entre lo real y lo imaginado, mediante la reconstrucción de los recuerdos almacenados previamente en la memoria. Por otra parte, la elección técnica que supone optar por unos soportes fotográficos tan concretos tampoco es ajena a lo descrito. Para finalizar, me gustaría destacar solo tres argumentos técnicos:
. El aspecto de fotografía antigua es ilusorio. Me importa más la atemporalidad que se extiende sobre lo fotografiado, porque la ambigüedad a la que se ve sometido lo evidentemente contemporáneo (que no se oculta) deviene en una forma de abstracción temporal.
. La escasa nitidez suele estar asociada al nulo valor fotográfico. Esa falta de definición genera una alusión tan imprecisa respecto de los espacios fotografiados que debe considerarse como una forma de abstracción espacial.
. Estas fisuras se ensanchan con la manipulación que permiten los soportes instantáneos. El proceso es tan aleatorio que asocia para siempre cada imagen a un descubrimiento.