martes, 25 de agosto de 2009

N17.Texto

Fragmento inicial de Rayuela (en su lectura corriente)

Julio Cortázar

¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.

Pero ella no estaría ahora en el puente. Su fina cara de translúcida piel se asomaría a viejos portales en el ghetto del Marais, quizá estuviera charlando con una vendedora de papas fritas o comiendo una salchicha caliente en el boulevard de Sébastopol. De todas maneras subí hasta el puente, y la Maga no estaba. Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes en París, cada tarjeta postal abriendo una ventanita Braque o Ghirlandaio o Max Ernst contra las molduras baratas y los papeles chillones, aun así no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. Justamente un paraguas, Maga, te acordarías quizá de aquel paraguas viejo que sacrificamos en un barranco del Parc Montsouris, un atardecer helado de marzo. Lo tiramos porque lo habías encontrado en la Place de la Concorde, ya un poco roto, y lo usaste muchísimo, sobre todo para meterlo en las costillas de la gente en el metro y en los autobuses, siempre torpe y distraída y pensando en pájaros pintos o en un dibujito que hacían dos moscas en el techo del coche, y aquella tarde cayó un chaparrón y vos quisiste abrir orgullosa tu paraguas cuando entrábamos en el parque, y en tu mano se armó una catástrofe de relámpagos fríos y nubes negras, jirones de tela destrozada cayendo entre destellos de varillas desencajadas, y nos reíamos como locos mientras nos empapábamos, pensando que un paraguas encontrado en una plaza debía morir dignamente en un parque, no podía entrar en el ciclo innoble del tacho de basura o del cordón de la vereda; entonces yo lo arrollé lo mejor posible, lo llevamos hasta lo alto del parque, cerca del puentecito sobre el ferrocarril, y desde allí lo tiré con todas mis fuerzas al fondo de la barranca de césped mojado mientras vos proferías un grito donde vagamente creí reconocer una imprecación de walkyria. Y en el fondo del barranco se hundió como un barco que sucumbe al agua verde, al agua verde y procelosa, a la mer qui est plus félonesse en été qu’en hiver, a la ola pérfida, Maga, según enumeraciones que detallamos largo rato, enamorados de Joinville y del parque, abrazados y semejantes a árboles mojados o a actores de cine de alguna pésima película húngara. Y quedó entre el pasto, mínimo y negro, como un insecto pisoteado. Y no se movía, ninguno de sus resortes se estiraba como antes. Terminado. Se acabó. Oh Maga, y no estábamos contentos.

N17. Galería

Archivos C. Ciudad-Imaginario
Paris. Noviembre 1990

miércoles, 5 de agosto de 2009

N16. Texto

Manifiesto Córdoba 2016
El Tercer Milenio se abre para la Humanidad con muchas incertidumbres, pero también con no pocas oportunidades.
Cuando aún no hemos dado respuesta a tantas aspiraciones del pasado, comparecen nuevos problemas e inquietudes asociados a ese fenómeno controvertido y complejo que llamamos globalización. Y sin embargo, nunca el horizonte ha sido tan dilatado como lo es para los hombres y mujeres de comienzos del siglo XXI, ni nunca hemos dispuesto de tantos recursos y posibilidades para construir el futuro y cumplir la promesa de felicidad que imaginaron los poetas.
Cultura y Ciudad son dos factores decisivos en la consecución de ese objetivo. Despojada de un sentido excluyente o reduccionista, la idea de cultura se ha enriquecido hasta tal punto que no sólo alude a la producción literaria, artística e intelectual, o a los sistemas de valores y creencias, o a los estilos de vida.
Cuando hoy hablamos de cultura nos referimos a una realidad vastísima, abierta y plural, que pone en marcha unos procesos en los que desempeñan un papel determinante las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Desde la tensión permanente entre tradición e innovación, entre lo individual y lo social, lo local y lo global, la cultura es actualmente el ámbito de la creatividad donde se expresan las actitudes, las conductas y los valores más dispares, pero también una condición inexcusable para el desarrollo sostenible respetuoso con el medio ambiente, la creación de empleo, la igualdad de género y la cohesión social.
La Ciudad, ese complejo entramado de relaciones y valores donde convergen pasado y futuro, tradición y cambio, memoria y deseo, es ante todo un lugar de encuentro y convivencia en el que identidad y diversidad han de reconocerse mutuamente desde el principio democrático de ciudadanía. La Ciudad ha favorecido siempre la integración sin anular las diferencias, ha estimulado la evolución y el progreso sin renunciar a sus raíces. Cultura y Ciudad son, pues, dos referentes insoslayables en un diálogo en el que la conservación del Patrimonio Histórico está íntimamente vinculada a su acrecentamiento, y en el que la cultura se erige como una garantía del pluralismo democrático, como un objetivo estratégico para el desarrollo de la ciudad y como un elemento esencial en la construcción de la Europa de los ciudadanos.
En el umbral de un nuevo siglo, Córdoba tiene ante sí un reto singular e ineludible. La que fuera Colonia Patricia y Capital Omeya, la ciudad en la que convivieron tres culturas, la que aportó su propio legado a la Europa del Renacimiento y el Barroco, la que por su historia ha sido reconocida Ciudad Patrimonio de la Humanidad, no puede sustraerse a los desafíos que nos plantea el mundo actual ni puede renunciar a salir al encuentro del futuro. Así se plasma en la iniciativa ciudadana, refrendada por acuerdo del Ayuntamiento Pleno, para poner en marcha un ambicioso proyecto que sitúe a Córdoba en condiciones de convertirla en Ciudad Europea de la Cultura en 2016.
Disponemos de nueve años para presentar una candidatura, que cuenta con el respaldo unánime de los distintos estamentos y colectivos ciudadanos, y que ya ha recibido el apoyo de otras ciudades y de importantes personalidades. Para alcanzar esa meta habremos de emplear todas nuestras energías y capacidades creativas, convirtiendo esta iniciativa en un proyecto de futuro, en una seña de identidad para la Córdoba del Tercer Milenio. Un proyecto que asuma y renueve aquella aportación singular a la historia común europea: la del diálogo y la convivencia entre las distintas culturas, contribuyendo a potenciar el papel de Andalucía como plataforma privilegiada para el encuentro cultural de Europa con el resto del mundo.



Un horizonte de futuro, y este proyecto lo es, no se construye sino con la integración de voluntades, con la participación y el compromiso de todos los cordobeses y cordobesas. El 15 de diciembre de 1994 la declaración de CÓRDOBA PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD nos enorgulleció a todos. Aquel reconocimiento venía a refrendar el indiscutible valor del pasado y la memoria de nuestra ciudad. Ahora, ocho años después, tenemos una buena ocasión para ensanchar ese horizonte, para apostar decididamente por el futuro, poniéndonos en marcha para hacer realidad el deseo de que Córdoba en 2016 sea la Ciudad Europea de la Cultura.
Vota por Córdoba. Capital Europea de la Cultura http://www.candidatecities.com/
Adhierete a Córdoba. Capital Europea de la Cultura http://capitalcultural2016.cordoba.es

N16. Galería

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COrdoba